Jeritza von Hrym

Una vez concluida la guerra, Jeritza se dedicó en cuerpo y alma a luchar contra las Serpientes de las Tinieblas. Con el rostro oculto tras su macabra máscara, arrasó el campo de batalla con su guadaña, sembrando el pánico entre aliados y enemigos por igual. Tras el fin de las hostilidades, desapareció sin previo aviso. Se especuló mucho sobre su paradero, pero nadie averiguó la verdad.

Tras la guerra, Byleth y Jeritza se embarcaron en una cruzada contra las Serpientes de la Tinieblas por orden de la emperatriz Edelgard. La batalla fue ardua, pero el enemigo sucumbió ante el irresistible empuje de su espada y su guadaña. Las Serpientes de las Tinieblas no volverían a salir jamás de las profundidades de Fódlan, y los héroes que tan bravamente lucharon para asegurar la paz pasaron a los libros de historia de Adrestia. Un buen día, ambos desaparecieron sin dejar rastro y nunca más se supo de ellos.

Tras la guerra contra las Serpientes de las Tinieblas, Mercedes abrió junto con su madre un orfelinato en Faerghus, donde vivió tranquila ocupada en sus quehaceres. Pasado un tiempo, recibió una carta de un preso encarcelado en la capital del Imperio, que deseaba salud y bienestar a su familia. La caligrafía le resultaba familiar. Años más tarde, el hombre que había enviado aquella misiva visitó a Mercedes. Con lágrimas en los ojos, esta sonrió, tomó a Emile de la mano y le dio por fin la bienvenida a casa.

Cayó en: <Batallas> <Mes> del año <Año>.

Una vez concluida la guerra, Jeritza se dedicó en cuerpo y alma a luchar contra las Serpientes de las Tinieblas. Con el rostro oculto tras su macabra máscara, arrasó el campo de batalla con su guadaña, sembrando el pánico entre aliados y enemigos por igual. Tras el fin de las hostilidades, desapareció sin previo aviso. Se dice que, por esas mismas fechas, llegó un visitante a las tierras de los Varley. A pesar de que Bernadetta seguía viviendo en reclusión tras recibir de su padre el título de condesa, se la vio a menudo paseando con el misterioso visitante. De estas escenas se conserva un famoso cuadro que, según se cuenta, pintó la propia Bernadetta.

Una vez concluida la guerra, Jeritza y Constance se unieron a la lucha contra las Serpientes de las Tinieblas. Gracias a su poderosa magia, que resultó clave para la victoria del ejército imperial, Constance pudo recuperar su título. Esta decisión no fue del agrado de todos, aunque Jeritza se encargó de acallar las voces críticas entre la nobleza imperial. Juntos inspiraron una famosa balada que describía la celebración de su enlace en el bello rosal que la pareja cultivó en su mansión.