Caspar von Bergliez
Heredero segundo de la Casa Bergliez
Endings
Caspar (Solo)
Las hazañas de Caspar durante la contienda le valieron el nombramiento como ministro de Guerra del nuevo Imperio de Adrestia, puesto desde el que comandó a todo el ejército. A pesar de su impulsividad, supo capear las grandes crisis con éxito. A juzgar por las crónicas de la época, sus éxitos militares y su jovialidad lo convirtieron en un personaje celebrado por el pueblo y por sus subordinados.
Caspar (Solo)
Tras la guerra, Caspar emprendió un largo viaje para encontrarse a sí mismo que lo llevó a los confines de Fódlan y, en ocasiones, fuera del continente. A su paso causó varios episodios divertidos por su impulsividad que dieron lugar a descacharrantes anécdotas y que hicieron reír a generaciones enteras de fodlaneses.
Byleth. Femenino. & Caspar
Tras acceder al trono como primera monarca del Reino de Fódlan, Byleth anunció su enlace con Caspar. Este, incapaz de permanecer durante mucho tiempo en el mismo lugar, emprendió varios viajes en los que a veces llevaba a su esposa. Su impulsividad causó multitud de incidentes que obligaron a la reina a revelar su identidad para deshacer entuertos, lo que dio lugar a una serie de descacharrantes anécdotas que hicieron reír a generaciones enteras de fodlaneses.
Byleth. Femenino. & Caspar
Tras su nombramiento como nueva Arzobispa de la Iglesia de Seiros, Byleth anunció su enlace con Caspar. Este, incapaz de permanecer durante mucho tiempo en el mismo lugar, emprendió varios viajes en los que a veces llevaba a su esposa. Su impulsividad causó multitud de incidentes que obligaron a la Arzobispa a revelar su identidad para deshacer entuertos, lo que dio lugar a una serie de descacharrantes anécdotas que hicieron reír a generaciones enteras de fodlaneses.
Byleth. Femenino. & Caspar
Al poco de celebrarse el enlace entre Byleth y Caspar, dio comienzo la guerra contra las Serpientes de las Tinieblas. Caspar, que había sido nombrado ministro de Guerra, ayudó a Byleth a dirigir el ejército del Imperio y a luchar por traer la paz a Fódlan. Su valentía, atemperada por la sensatez de su esposa, resultó fundamental en el devenir de muchas batallas, y sus tropas contagiaban entusiasmo al resto del ejército y tenían fama de no arredrarse ante ningún peligro.
Edelgard & Caspar
Como soberana del nuevo Imperio de Adrestia, Edelgard nombró a su marido, Caspar, ministro de Guerra. Este se granjeó enseguida la fama de ser demasiado impulsivo para el puesto, algo que compensó con sus numerosos éxitos en el campo de batalla. La emperatriz, que valoraba los resultados prácticos, lo mantuvo a su lado, por más que, en su relación como pareja, las disputas eran frecuentes y por lo general bastante escandalosas. Pero se dice que a Edelgard le encantaba manipular a Caspar, y que él encontraba muy satisfactorio lograr que la emperatriz diera, de vez en cuando, su brazo a torcer. Era un matrimonio peculiar, pero feliz a pesar de todo.
Linhardt & Caspar
Tras la guerra Linhardt y Caspar abandonaron sus obligaciones como nobles para embarcarse juntos en un largo viaje. Visitaron muchos lugares de Fódlan y hasta se aventuraron más allá del continente. Caspar solía meterse en asuntos ajenos, lo que le llevaba a causar incidentes por aquí y por allá, de modo que Linhardt se veía obligado a intervenir para arreglar los entuertos. Sus aventuras, desventuras y continuas siestas se narran con fino humor en la famosa novela «Mil sendas y siete mares», de autoría desconocida. Tampoco se sabe a ciencia cierta dónde acabaron tras sus interminables andanzas.
Caspar & Ashe
Al concluir la guerra, Caspar y Ashe se embarcaron juntos en un largo viaje. Visitaron muchos lugares de Fódlan y hasta se aventuraron más allá del continente. Su objetivo era ayudar a los más débiles y a los necesitados allá donde hiciera falta. Caspar causaba altercados por doquier, y la mano izquierda de Ashe solía evitar que las cosas fueran a mayores, aunque en ocasiones el arrojo de aquel era lo que los sacaba del apuro. Sus personalidades eran del todo opuestas, pero ambos creían en la justicia, y disfrutaron de su mutua compañía el resto de sus vidas. Sus aventuras y desventuras quedaron para la historia en forma de novelas que los jóvenes de Fódlan devoraban.
Caspar & Annette
Las hazañas de Caspar durante la contienda le valieron el nombramiento como ministro de Guerra del nuevo Imperio de Adrestia. A pesar de la fama de su marido, Annette logró templar su carácter agreste y mantener el orden en el ejército imperial. La soldadesca vio en ella una figura materna que los llevó a alcanzar cotas de eficiencia nunca vistas. En la intimidad del hogar las tornas cambiaban: Annette metía la pata a menudo en las tareas domésticas, pero a Caspar, siempre solícito, se le daban de maravilla.
Caspar & Annette
Annette se ganó un puesto como profesora de la escuela de magia de Fhirdiad, donde formó a grandes hechiceros. Su afición por los paseos matutinos le jugaría una mala pasada cuando, durante una excursión de su clase a las montañas, se perdió. Por fortuna, Caspar, que se había dedicado a viajar por placer desde el fin de la guerra, pasaba por la zona y encabezó una misión de búsqueda. Finalmente logró dar con Annette, iniciando así lo que se convertiría en una relación romántica que acabaría en boda tiempo después. A los alumnos de Annette les emocionó tanto la aventura que durante un tiempo se puso de moda perderse en las montañas para encontrar pareja.
Caspar & Bernadetta
Tras muchas discusiones acerca de su futuro matrimonio, Caspar accedió a la petición de Bernadetta de entrar a formar parte de la Casa Varley, cuyo título iba a heredar ella. El carácter de Caspar nunca cambió, y, cada vez que este provocaba alguna trifulca, Bernadetta lo obligaba a prometer por escrito que jamás volvería a repetirla. La lista llegó a ser tan larga que pasó a la historia como «los 47 mandamientos de Bernadetta», aunque hay que decir que alguno parecía de lo más peregrino, como el de «No confundirás a Bernadetta con una de tus hijas». Y es que la pareja, mandamientos aparte, se llevaba tan bien que tuvo una descendencia numerosísima.
Caspar & Dorothea
Las hazañas de Caspar durante la contienda le valieron el nombramiento como ministro de Guerra del nuevo Imperio de Adrestia, puesto desde el que comandó a todo el ejército. A pesar de su impulsividad, supo capear las grandes crisis con éxito. Al concluir cada batalla, siempre se dirigía al mismo sitio: a casa de Dorothea, que tras la guerra había refundado la Compañía Operística Mittelfrank y pretendía devolverle su gloria perdida. Con el tiempo, cumplida su misión, Dorothea volvería a desaparecer de los escenarios. Se dice que ella y Caspar vivieron juntos y felices el resto de sus días, pero nadie lo sabe con certeza.
Caspar & Dorothea
Tras la guerra, Caspar emprendió un largo viaje para encontrarse a sí mismo que lo llevó a todos los confines de Fódlan y, en ocasiones, fuera del continente. Durante su periplo, y debido a su impulsividad, provocó un sinfín de escenas hilarantes. Al final de su larga odisea, se dirigió a Enbarr para visitar a Dorothea, que había refundado allí la Compañía Operística Mittelfrank y pretendía devolverle su gloria perdida. Con el tiempo, cumplida su misión, volvería a desaparecer de los escenarios. Se dice que ella y Caspar vivieron juntos y felices el resto de sus días, pero nadie lo sabe con certeza.
Caspar & Petra
Petra regresó a las islas de Brigid, su patria, donde heredó el trono de su abuelo. Abolió el vasallaje que su pueblo rendía a Fódlan y promovió unas relaciones cordiales pero de igualdad tanto con el continente como con Dagda. Quien más la ayudó en este cometido fue Caspar, que había viajado con ella hasta el archipiélago y con quien acabaría casándose. Se decía que el padre de Caspar era enemigo declarado de Brigid, razón por la que el pueblo se opuso firmemente a su matrimonio en un primer momento. Pero, viendo la entrega con la que el joven se empleaba por su nueva patria y lo feliz que hacía a la reina, al final acabaron aceptándolo de buen grado.
Caspar & Hilda
Ni Caspar ni Hilda deseaban heredar los títulos de sus respectivas casas. Decidieron embarcarse juntos en un viaje de placer sin destino definido: visitaron lugares de lo más variopinto y se aventuraron incluso fuera del continente. Debido a su carácter impulsivo, Caspar provocaba altercados por doquier, pero Hilda, lejos de impedírselo, se limitaba a reírse a carcajadas de las situaciones en las que se veía metido. El viaje llegó a su fin el día que Holst, el hermano de Hilda, llamó a ambos a capítulo para que se casaran y sentaran la cabeza, nombrando a Caspar caballero de la Casa Goneril. La pareja tuvo muchos hijos y vivió feliz el resto de sus días.
Caspar & Catherine
Rhea había abandonado su puesto como Arzobispa para vivir en reclusión, de modo que Catherine dejó los Caballeros de Seiros y se puso a su servicio. Acababa de casarse con Caspar y compartía con este la misión de proteger a la Arzobispa. La pareja residía en el Cañón Rojo de Zanado, entregada a la labranza de sus tierras y a la caza. Vivían en paz, pero sin descuidar jamás su entrenamiento militar: raro era el día que no se oía el estrépito de sus espadas y los gritos de Caspar desde las profundidades del cañón.
Caspar & Catherine
Catherine dejó los Caballeros de Seiros para viajar por todo Fódlan con Caspar. Dedicaron su vida a proteger a los débiles y castigar a los malvados, ganándose los apelativos de «Catherine, la Galerna» y «Corazón de Fuego». Sus aventuras se convirtieron en leyendas conocidas en todo el mundo. Hasta pusieron de moda frases como «¡Que el Filo del Trueno te destruya!» o «¡No me toques la espada, que me la mellas!», que luego perdurarían durante generaciones en el acervo popular.
Caspar & Shamir
Tras la guerra, Caspar y Shamir usaron su influencia para fundar un grupo de mercenarios para hacer justicia y para defender a los más débiles. Era tal su grado de compenetración y su dominio de las técnicas de lucha que su fama se extendió por todo Fódlan e incluso más allá del continente. El carácter indómito de Caspar lo llevó a causar altercados en muchos de esos lugares, pero Shamir, siempre directa y tajante, se las arreglaba para solucionar los desaguisados y convertirlos en simpáticas anécdotas que se recordarían durante generaciones.
Caspar (Solo)
Murió en una batalla posterior a la de Garreg Mach. No pudo cumplir su promesa de acudir al rencuentro.
Caspar (Solo)
Cayó en: <Batallas>. <Mes> del año <Año>.