Balthus von Albrecht

Balthus desapareció poco después del final de la guerra, pero sus hazañas perduraron en la memoria colectiva durante años. Hay quienes creen que volvió a Kupala, donde se convirtió en el protector de los habitantes de las montañas, mientras que otros sostienen que permaneció en el subsuelo de Garreg Mach, donde pasó a ser una figura importante de su sociedad paralela. Fuera cual fuera su destino, el testimonio sobre su rotunda victoria en la primera edición del torneo de lucha de Fódlan parece ser fidedigno.

Tras la guerra de Fódlan, Balthus se entregó en cuerpo y alma a luchar contra las Serpientes de las Tinieblas. La destrucción que provocó en la batalla de Shambhala quedó inmortalizada en un tapiz titulado «Los estragos de la guerra». Después, se cree que volvió a Kupala, donde se convirtió en protector de los habitantes de las montañas.

Tras ascender al trono como primera monarca del Reino de Fódlan, Byleth anunció su enlace con Balthus. Dada la reputación del nuevo rey consorte, el pueblo se mostró contrario a la unión en un principio, pero su desenvoltura en los discursos y su capacidad para superar las expectativas depositadas en él acabaron por otorgarle el respeto de sus súbditos. Además de trabajar de escolta por su prodigiosa fuerza, Balthus también ejerció de consejero. Se dice que inspiró varias reformas civiles y diplomáticas.

Tras convertirse en la nueva Arzobispa de la Iglesia de Seiros, Byleth anunció su enlace con Balthus. Dada la reputación de su esposo, en un principio el pueblo se mostró contrario a la unión, pero su desenvoltura en los discursos y su capacidad para superar las expectativas depositadas en él acabaron por otorgarle el respeto de los fieles. Además de trabajar de escolta por su prodigiosa fuerza, Balthus también ejerció de consejero. Se dice que inspiró varias reformas civiles y diplomáticas.

La batalla contra las Serpientes de las Tinieblas cobró impulso tan pronto como acabaron los fastos del enlace de Byleth y Balthus. Luchando en primera línea, la pareja hizo retroceder al enemigo en numerosas ocasiones, causando tales estragos que intimidaban incluso a sus aliados y subordinados. Con el fin de las hostilidades, sus nombres desaparecieron de las crónicas oficiales, aunque sobrevivieron en el folclore. Entre las historias que han llegado hasta nuestros días, la más conocida es aquella en la que unos salteadores de caminos amenazan con raptar a la mujer de un viajante, mientras que este responde con una carcajada y les desea buena suerte.

Al acabar la guerra, Yuri volvió a los bajos fondos para retomar sus responsabilidades como jefe del hampa. Un buen día, coincidió de manera fortuita con Balthus, quien se había vuelto a arruinar y estaba al borde de la inanición, y le ofreció empleo como guardaespaldas. Este aceptó en un principio solamente para sobrevivir, pero acabó gustándole tanto su nuevo modo de vida que permaneció al lado de Yuri el resto de sus días. Se dice que, durante siglos, la mera mención del señor de los bajos fondos y del Rey de la Lucha infundía temor.

Por sus servicios en la guerra y sus avances en el campo de la magia, Constance von Nuvelle fue una de las primeras personas en recibir un título nobiliario en el nuevo Fódlan. Tras recuperar su estatus como noble, se desposó con Balthus, y juntos devolvieron el esplendor perdido a la Casa Nuvelle, cuyos nuevos dominios se extendían al este de Leicester, en una zona que comprendía también las tierras de Kupala. Bajo su égida, el pueblo montañés vivió una mayor apertura hacia el exterior. Se dice que tanto Balthus como Constance fueron muy felices, aunque su matrimonio y sus costumbres los alejaban mucho de cualquier pareja de aristócratas de la época.

Acabada la guerra, Balthus y Constance se entregaron en cuerpo y alma a luchar contra las Serpientes de las Tinieblas. La destrucción que provocaron en la batalla de Shambhala quedó inmortalizada en un tapiz titulado «Los estragos de la guerra». Tras el conflicto, se casaron y Edelgard permitió el reingreso de Constance en la nobleza. Balthus padeció los continuos cambios de humor de su esposa, pero entre ambos trabajaron incansablemente para abolir el sistema de clases en Adrestia. Aunque, de acuerdo con la nueva política imperial, su título no era hereditario, Constance consiguió hacer de la Casa Nuvelle un referente en magia durante generaciones.

Hapi y Balthus desaparecieron luego de acabar la guerra. Durante un tiempo, su paradero fue un misterio, pero no tardaron en circular rumores acerca de un grupo de mercenarios de élite especializado en la eliminación de bestias y monstruos mágicos. Lo capitaneaba Balthus junto a su lugarteniente, Hapi, y juntos recorrieron todo Fódlan ayudando a quien lo necesitase. Sus miembros a menudo reían de forma estridente, y se dice que nadie jamás los oyó suspirar. Más tarde, contribuyeron de manera decisiva a la aniquilación de las Serpientes de las Tinieblas cuando una facción volvió a tomar las armas, aunque no existen documentos detallados de ese episodio.

Hapi y Balthus desaparecieron al poco de acabar la guerra. Durante un tiempo, su paradero fue un misterio, pero no tardaron en circular rumores acerca de un grupo de mercenarios de élite especializado en la eliminación de bestias y monstruos mágicos. Lo capitaneaba Balthus junto a su lugarteniente, Hapi, y juntos recorrieron todo Fódlan ayudando a quien lo necesitase. Sus miembros a menudo reían de forma estridente, y se dice que nadie jamás los oyó suspirar. Más tarde, contribuyeron de manera decisiva a la aniquilación de las Serpientes de las Tinieblas cuando una facción volvió a tomar las armas, aunque no existen documentos detallados de ese episodio.

Cuando Claude volvió a Almyra, su país natal, llevó un acompañante inesperado: Balthus. Al contrario que aquel, quien se volcó en cuerpo y alma en sus responsabilidades como príncipe, Balthus prefirió dedicarse a las peleas, los amoríos y la bebida. Cuando Claude finalmente subió al trono, Balthus no se quedó de brazos cruzados: tardó poco en convertirse en yerno del insigne comandante Nader y ocupar un puesto destacado en el ejército. En su nueva posición, cooperó estrechamente con Claude para mejorar la diplomacia con Fódlan. Cada vez que los nostálgicos del Imperio iniciaban una revuelta, Balthus era el encargado de sofocarla de manera expeditiva.

El caos que siguió a la guerra permitió que buena parte de las deudas de Balthus nunca fuese reclamada. Comoquiera que pudo saldar el resto con su parte del botín, al fin dejó atrás a sus acreedores, se reformó y recorrió el mundo en compañía de Hilda. Juntos cruzaron la Garganta de Fódlan y atravesaron Almyra para llegar a un lejano y próspero reino de oriente. Solo se conservan fragmentos de su diario de viaje, aunque su inicio sí está ampliamente documentado: Balthus y Holst libraron un espectacular duelo para dirimir si Hilda podía emprender el viaje o, por el contrario, debía permanecer en casa. Por una vez, Balthus derrotó a su querido amigo.

Lysithea retornó a casa para ayudar a sus padres en la reconstrucción de su territorio. Balthus también puso su grano de arena; por ejemplo, valiéndose de su relación con su hermano, señor del territorio vecino. Una vez restauradas sus posesiones, Lysithea renunció al título de la Casa Ordelia, cedió el territorio a un noble local y se fue junto a sus padres y Balthus. Al parecer, se establecieron en Kupala, en la Garganta de Fódlan. Desconectados del mundo exterior, Lysithea y Balthus llevaron una vida apacible entre los habitantes de las montañas.

Cayó a manos de un atacante desconocido tras la batalla de Garreg Mach. No pudo cumplir su promesa de acudir al rencuentro.

Cayó en: <Batallas>. <Mes> del año <Año>.