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¿Por qué tienes que gritar?
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Te quiero, Caspar. Casémonos.
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Caspar
Vaya... Me has dejado sin palabras. Ni se me había pasado por la cabeza la idea del matrimonio...
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Vaya... Me has dejado sin palabras. Ni se me había pasado por la cabeza la idea del matrimonio...
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Caspar
Me siento tan feliz que no puedo dejar de sonreír. ¡He puesto cara de pelele, seguro!
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Me siento tan feliz que no puedo dejar de sonreír. ¡He puesto cara de pelele, seguro!
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Caspar
En fin, ahora que me he calmado, quiero corresponderte con las mismas palabras: te quiero. ¡Casémonos!
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En fin, ahora que me he calmado, quiero corresponderte con las mismas palabras: te quiero. ¡Casémonos!
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Caspar
Bueno, puede que alguna vez seas tú quien me proteja a mí... de mí mismo. Pero yo mantendré mi palabra.
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Bueno, puede que alguna vez seas tú quien me proteja a mí... de mí mismo. Pero yo mantendré mi palabra.
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Uno, dos y... ¡tres!