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Misterios del calendario (parte II)
Aunque el calendario imperial rige desde hace mucho tiempo, se sabe
que, en el que lo precedió, el año comenzaba en la luna protectora
y acababa con la luna etérea. Sin embargo, por aquel entonces era
costumbre referirse a los doce ciclos lunares únicamente como «meses».
Tras la introducción del calendario actual, se comenzó a emplear
también el término «luna» para referirse a ellos.
Curiosamente, los meses carecían de una nomenclatura propia.
Para referirse a ellos, se usaban simplemente los ordinales.
El primer mes se correspondía con la luna protectora; el segundo,
con la luna del pegaso, y así sucesivamente hasta llegar al duodécimo,
que cerraba el año y se correspondía con la luna etérea.
No sabemos con certeza cuándo se empezó a usar el calendario antiguo.
Remontarnos a sus orígenes seguramente nos obligaría a desentrañar
los misterios de la era mítica de los dioses de antaño. De lo que no cabe
duda es de que este calendario existe desde tiempos inmemoriales.
¿Qué impulsó a Wilhelm, el primer emperador de Adrestia, a abandonar
un calendario de tan larga tradición y uso extendido para instaurar
el calendario imperial? Diversos historiadores han apuntado
a una serie de motivos:
1. La influencia de la Iglesia de Seiros
Los nombres de las lunas del calendario imperial —y las historias
en las que se fundamentan— se basan en el dogma y en el santoral
de la Iglesia de Seiros. Se concluye, por tanto, que tal decisión tenía
como objeto parcial facilitar la propagación de la fe de Seiros y cimentar
su legitimidad de cara al pueblo.
Esto también demuestra el vínculo que unía al Imperio de Adrestia
con la Iglesia de Seiros desde el mismo momento de su fundación.
Existe, empero, la teoría alternativa de que el cambio de calendario
fue un deseo divino transmitido a la profetisa Seiros y que Wilhelm,
simplemente, se encargó de cumplir.
2. Reafirmar su dominio
Como herramienta para medir el paso del tiempo, imponer un nuevo
calendario es un modo de reafirmar la autoridad. Tras su nacimiento
y rápida expansión territorial, Adrestia instauró el calendario imperial
fijando la fecha de su fundación como el año 1. En plena campaña por la
unificación de Fódlan, esta decisión anunciaba el inicio de una nueva era.