Edelgard & Linhardt B

Edelgard
Linhardt, al menos podrías esforzarte por entrenar un poco. Usa una varita, un bastón... o hasta una escoba, si lo prefieres.

Edelgard
Te has pasado toda la reunión dormido, ¿verdad? A ver, deja que te resuma lo que hemos comentado...

Linhardt
No toda la reunión: cerré los ojos en cuanto supe qué lecturas me permitirían ponerme al día.

Edelgard
Ah, por fin te encuentro. No estarías escabulléndote otra vez del entrenamiento, ¿no?

Linhardt
Pues claro que no... ¡Solo me escabullía de ti! ¿Cómo has logrado encontrarme?

Edelgard
Por puro azar... ¿Y por qué pretendes ocultarte de mí?

Linhardt
Porque eres la persona más pesada que conozco. ¿Tienes que darme siempre la tabarra?

Edelgard
Tengo que asegurarme de que aprovechas tu talento, faltaría...

Linhardt
No es asunto tuyo a qué dedico el tiempo ni mi «talento».

Linhardt
¿Acaso te han asignado el papel de mi madre? Si es así, ¡sobreactúas bastante!: ella no era ni la mitad de insoportable.

Edelgard
Pero... ¿¡cómo te atreves!?

Linhardt
Vale, tendré más cuidado. En serio.

Linhardt
Veo que te tomas muy a pecho tus funciones...

Linhardt
Pero ¿te has parado a pensar en cómo nos sentimos los que recibimos tus órdenes? A veces no hay quien te aguante, de verdad.

Edelgard
¿Perdona?...

Linhardt
¡Eres como una madre empeñada en llevar de la mano a su hijo caballero a su ceremonia de ordenación!

Edelgard
Tus comparaciones son cada vez más descabelladas.

Linhardt
Pues yo creo que me estoy quedando corto... Cada vez que me interrumpes, mis investigaciones se resienten.

Edelgard
Ajá, ya veo. Muy bien, me ha quedado clara tu opinión sobre mi labor.