El caos de la guerra
Exploración - Capítulo 18
Ferdinand
Linhardt
Antiguamente llamaban a Enbarr «la ciudad de Seiros». Asaltarla junto a los Caballeros me parece surrealista.
En Enbarr, antaño, tenía su sede la Iglesia Meridional. Les enviaron un obispo para que tomara las riendas.
Bajo su mando, un siglo atrás, comenzaron a inmiscuirse en la política local, y, en fin...
Desde entonces, y hasta hace cinco años, el Imperio y la Iglesia preferían mantener la distancia.
Caspar
Qué alivio ha sido llegar hasta aquí sin haber tenido que vérmelas cara a cara con mi padre...
¿Que si le tengo miedo? ¡El ejército imperial no ha perdido una sola batalla desde que cuentan con él!
Si hace acto de presencia durante el asalto, es probable que nos derroten. Pero debo asumirlo.
Bernadetta
No guardo buenos recuerdos de ella, si te soy sincera, pero le tengo más estima que a mi padre.
Si por casualidad llegas a verla, ¡asegúrate de ponerla a salvo de todo peligro, por favor!
Tan solo es una civil, así que espero que escuche a su Bernie interior y no salga a la calle...
Dorothea
Petra
Felix
Sylvain
Enbarr... la capital del Imperio. Por fin ha llegado la hora. Pensé que no viviría para verlo.
En realidad no es más que otra batalla. Hay que mantener la calma, centrarse y no rendirse ante el enemigo ni el propio miedo.
¡Oye, yo me lo tomo todo en serio! Ya sea seducir a chicas o prepararse para una batalla. Soy el tipo más serio del lugar.
Mercedes
Annette
Enbarr... Ni en mis más descabellados sueños habría imaginado un regreso parecido.
En el Reino, la aristocracia tiene sus propias tierras. De esta forma, si atacan la capital del Reino, no se ven directamente afectados.
¿Qué será de los nobles del Imperio cuando su capital se convierta en un campo de batalla?
Ingrid
¿La paz? Suena tan... lejana, tan inalcanzable... Pero quizá, solo quizá, tengas razón.
Sería un sueño vivir en un mundo en armonía; uno en el que conflictos como este fueran cosa del pasado... material para cuentos y leyendas.
Será responsabilidad de quienes sobrevivan a estas atrocidades crear un mañana mejor.
Profe, tenemos que ganar. No nos queda otra alternativa, y no permitiré otro desenlace.
Lorenz
Es la ciudad más grande de todo Fódlan, de manera que nos tocará velar por la seguridad de muchos civiles.
Espero que la batalla no destruya la ciudad. De lo contrario, los habitantes pasarán todo tipo de penurias.
Deberíamos evitar el uso excesivo de la fuerza, pero eso dependerá de los medios que utilicen las tropas imperiales.
Raphael
Enbarr nos espera. Ojalá regrese de allí sano y salvo para poder contarle a mi hermanita cómo es.
He oído que tienen una excelente ópera en la que Miguela solía actuar. Cómo se llamaba...
Sé que no podemos ver un espectáculo, pero ¿crees que podríamos por lo menos ver el edificio?
Ignatz
Lysithea
Marianne
Hilda
Leonie
Monica mató al capitán Jeralt por órdenes del Emperador del Fuego, y este resultó ser Edelgard.
Sé que en esta batalla se juega el futuro de Fódlan y que no hay nada más importante.
Pero para mí también es una cuestión personal. Por la memoria del capitán Jeralt, voy a dar todo lo que tengo ¡y más!
Seteth
Flayn
Hanneman
Miguela
Alois
Catherine
Shamir
Cyril
Guardia
La historia de Enbarr se remonta a hace 1400 años. Vamos, que es más antiguo que el propio Imperio.
Es uno de los lugares sagrados de la fe de Seiros, de modo que no hace falta mencionar su importancia.
Bueno, al menos mientras luches no tendrás que preocuparte por el monasterio. ¡Me encargaré de defenderlo a capa y espada!
Mercader sospechoso
Las cosas que no llegan aquí muchas veces pueden obtenerse bajo tierra, por increíble que parezca.
¿No conoces el subsuelo de Garreg Mach? Te aseguro que es un paraíso para quienes no pueden vivir en la superficie...
Monje
Soldado
Iban disfrazados de mercaderes y escondían las armas en el equipaje, de modo que, aunque se topen con patrullas, no deberían llamar la atención.
En otro de los escuadrones decidieron disfrazarse de bardos ambulantes... Esto va a parecer un desfile carnavalesco, me temo.
Monje
Feligrés
Caballero de Seiros
Hemos decidido formar pequeños escuadrones independientes que se van infiltrando progresivamente en las tierras del Imperio.
De esta manera, resulta más fácil ocultar nuestro avance. Una vez alcanzada la capital, todo el ejército se recompondrá.
La contrapartida es que, con tal de que descubran a uno solo de esos escuadrones, el plan entero quedará arruinado. Pero hay que confiar en que salga bien.
El Imperio cree que hemos renunciado a nuestro plan de invadir su territorio, así que es probable que no presten demasiada atención.
Soldado
En estos momentos, el ejército imperial está dividido. Buena parte de sus tropas se encuentran al oeste de Fódlan.
Si no consiguen imponer su autoridad sobre los antiguos señores del Reino, se arriesgan a hacer frente a una revuelta.
Cosa que no podrán evitar de ningún modo en cuanto nosotros capturemos la capital imperial, dicho sea de paso...
Sacerdote
Monje
Caballero de Seiros
De modo que fue un soldado imperial de Fuerte Merceus el que dijo que a lady Rhea la tenían retenida en la capital, ¿eh?
Hay que barajar la posibilidad de que el enemigo nos esté filtrando informaciones falsas a propósito.
Pero bueno, no queda otra que seguir adelante. Confiamos en ti, profesor/profesora.
Soldado
Yuri
Balthus
Según me acaba de contar un mercader llegado de la Alianza, mi hermano pequeño ha vuelto a casa sano y salvo.
Pero la Casa Albrecht y las familias nobles de los alrededores han perdido a casi todas sus tropas. Las cosas pintan muy feas por allí.
Si no le paramos los pies ya al Imperio, pronto no quedará nadie para hacerles frente.
Constance
Hapi
Anna
¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?
Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...
¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?
Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...
Los ánimos están bastante crispados en todas partes. No conozco a un solo compañero de gremio que no haya visto amenazado su modo de vida...
Solo espero que las cosas vuelvan a su cauce lo antes posible. La gente necesita algo más que mis increíbles ofertas para volver a sonreír.
Se trata de unos vestigios subterráneos que yacen bajo Garreg Mach. Eso es el Abismo.
Hay gente que ha encontrado ahí su hogar. Cada cual tendrá sus motivos y su historia...
pero solo los mercaderes más osados se atreverían a aventurarse en un lugar así. Si te vale mi consejo, sugiero que también lo evites tú.
Centinela del Abismo
¿Recuerdas la batalla de hace seis años? Imagino que sí. ¿Y te acuerdas del compañero que me pusieron para vigilar el Abismo?
Pues durante un tiempo estuve intentando averiguar qué fue de él y me temo que por fin lo he descubierto.
Mi querido amigo... ya no está con nosotros. Murió. Ya me lo olía, pero ahora lo sé con certeza. Por lo menos pude conocer a su hermana mayor.
Nunca tuve ocasión de darle las gracias por el tiempo que pasamos juntos, pero quizá pueda ayudar a su hermana. Seguro que es lo que él habría querido.
Habitante
He oído que hace poco se ha librado una batalla bastante espectacular ahí arriba... Es que apenas nos llegan noticias aquí.
Cuando la guerra empezó, era el tema estrella de conversación, pero, después de cinco años... ya nos hemos acostumbrado.
¿Cómo dices? ¿Que ha habido muchas batallas en la superficie últimamente? ¡No tenía ni idea! ¿Ves a lo que me refería?
Habitante
Por favor, no le digas a nadie que me has visto aquí. Me estoy escondiendo del ejército.
No podía soportar más la violencia de la guerra. Tenía que escapar... Pero, ahora que he desertado, no puedo volver a casa.
Justicia, ideales... ¿Qué importa eso si mueres? Yo solo quiero vivir. ¿Acaso tiene algo de malo?
Ermitaño
Esas luces que cayeron sobre Merceus... Creo que las he visto antes aquí mismo, en Garreg Mach.
Parecía que iban a caer justo encima de nosotros, pero en el último momento se desviaron...
Creo que fueron a parar a Ailell. Debe de haber sido cosa de la providencia divina.