La senda elegida

La próxima batalla se librará en la capital del Imperio. Ya no hay vuelta atrás.

Si tienes asuntos pendientes aquí, te recomiendo que los acabes antes de partir.

Se acerca el final, maestro/a.

Siempre he amado el Imperio. Una parte de mí desea que sobreviva.

Mas, a la vez, soy consciente de que no sería justo. Ha llegado su hora.

En el Reino aún supuran las heridas de guerra... La Alianza es un cúmulo de escombros... El pueblo está aterrorizado; todo se derrumba a su alrededor.

Lo que nos urge es encontrar un líder sólido, capaz de gobernar todo Fódlan como si se tratase de una única nación.

No obstante, me entristece sobremanera que no tengamos un emperador adrestiano.

Si lo piensas, parece que, a medida que se acerca el final de una guerra, los sacrificios son cada vez mayores, ¿verdad?

Por un lado, el bando que se sabe vencedor aglutina todas sus fuerzas para lanzar el ataque definitivo.

Por su parte, el ejército en desventaja intenta revertir la situación arremetiendo con ofensivas desesperadas.

Ningún bando claudica. Ojalá se pensara en quienes pierden la vida en el conflicto.

Qué alivio ha sido llegar hasta aquí sin haber tenido que vérmelas cara a cara con mi padre...

Me pregunto... qué sería de él si lográramos derrotarlo.

¡Maestro/a! Ehm... Puede que mi madre esté en la ciudad.

No guardo buenos recuerdos de ella, si te soy sincera, pero le tengo más estima que a mi padre.

Si por casualidad llegas a verla, ¡asegúrate de ponerla a salvo de todo peligro, por favor!

Tan solo es una civil, así que espero que escuche a su Bernie interior y no salga a la calle...

A veces me parece que la guerra está a punto de acabar, pero sigue y sigue...

¿Cuándo pondremos fin a esto?

Hace cinco años Edelgard dejó clara una cosa a mí:

que Brigid es vasallo de Imperio.

Pero también dijo que yo tenía libertad para decidir si apoyaba causa suya o no.

Un día yo gobernaré Brigid. Edelgard cree que debo seguir camino propio.

Y ahora camino mío y camino de ella van a cruzar.

Confío en ti. Asegúrate de que no le ocurra nada a mi señor.

El futuro de Fódlan peligra si lo perdemos. Yo no podría seguir adelante.

¿El cernícalo quiere hablar con la emperatriz?

Sé que es su hermanastra, pero me parece arriesgado.

Si pueden llegar a un acuerdo pacífico, sería la mejor solución. Nos evitaríamos más derramamientos de sangre.

Pero espero que no lo embargue la emoción y se vea incapaz de acabar con la emperatriz si la situación lo requiere.

Volver al monasterio me trae muchos recuerdos de hace cinco años.

Cuesta creer que solo pasamos juntos un curso.

Sucedieron tantas cosas que pareció mucho más tiempo. Todo eran emociones y diversión.

Sinceramente, creo que esos recuerdos son los que me han impulsado a seguir luchando.

¿Qué tal te la pasaste tú ese año, maestro/a?

Tenemos que esforzarnos por sobrevivir a esta guerra y juntarnos aquí de nuevo cuando todo acabe.

Es lo que yo pienso hacer, al menos.

He estado pensando en lo diferentes que son nuestras ideas de justicia y las del Imperio.

La próxima batalla no será solo un combate entre ellos y nosotros, sino que también pugnarán nuestros ideales.

Los vencedores serán los buenos; y los perdedores, los malos. Y lo entiendo. Así es como funciona...

Aun así nadie está dispuesto a dialogar ni a llegar a un acuerdo... Vamos a luchar hasta la muerte para demostrar que el otro se equivoca.

No será una batalla fácil. Pero por lo menos intentemos salir con vida, ¿eh, profe?

Falta poco para que marchemos hacia la capital. Hay tantas cosas en juego...

¿Seguro que conquistarla supondrá el fin de la guerra?

Estoy convencida de que al final de todo este sufrimiento nos aguarda un futuro en paz.

Espero que esta sea la última batalla. ¿Tú no, maestro/a?

Cuando esta guerra acabe, todo el mundo estará ocupado con sus quehaceres...

Pero me gustaría que pudiéramos volver a vernos. Aquí, en Garreg Mach.

Tú, su alteza, padre, la gente del monasterio, los Caballeros... Todos.

¡Prepararía un montón de postres para la ocasión!

Todo lo que tenemos que hacer es ganar. ¡A la carga, maestro/a!

Es una suerte que te hayan puesto al frente de la Casa del León Azul, profe.

Hemos llegado hasta aquí gracias a tus enseñanzas.

Sin duda nos espera una lucha feroz, pero pongo mi lanza a tu servicio.

¡Adelante! ¡Todos juntos lo conseguiremos!

¡Por fin hemos llegado al enfrentamiento final! ¡Muerte al Imperio! ¡Gloria a Faerghus!

Aunque, para ser sincero, he de decir que hubiese preferido marchar contra el Imperio al frente de la Alianza.

Debo «agradecerle» a Claude que me haya privado de semejante satisfacción.

Enbarr nos espera. Ojalá regrese de allí sano y salvo para poder contarle a mi hermanita cómo es.

He oído que tienen una excelente ópera en la que Miguela solía actuar. Cómo se llamaba...

Mi hermanita siempre dice que le encantaría verlos en persona.

Sé que no podemos ver un espectáculo, pero ¿crees que podríamos por lo menos ver el edificio?

La guerra está dando sus estertores finales.

Me pregunto cómo quedará Fódlan cuando nos libremos de tanta muerte y destrucción. ¡Tengo muchas ganas de verlo!

Sin embargo, el futuro también me aterra. ¿Quién sabe si sobreviviré el asalto a la capital?

Ahora que la batalla está a punto de comenzar quiere hablar con Edelgard a toda costa...

¿Piensas que el príncipe tendrá dudas sobre si debe matarla?

Dimitri ya no es la persona vengativa de antes, eso es seguro.

Y obviamente no lo digo como un reproche: es un verdadero alivio.

El futuro de Fódlan no puede quedar en manos de un rey cruel e insensible, obsesionado con «vendettas» personales.

Amada Diosa...

Haré lo posible por sobrevivir, pero te lo pido por favor, maestro/a, sálvate tú también.

¡Batalla en la capital! ¡Ug! ¡Y contra Edelgard, nada menos! Doble ración de «¡uuug!».

Pero sé que ganaremos si nos guías tú, profe.

¡Síii! ¡A la cargaaa!

Si grito, es solo para sacudirme el miedo y la tensión. Pero estoy bien, de verdad.

Por fin ha llegado la hora de vérselas con el Emperador del Fuego... Edelgard.

Sé que en esta batalla se juega el futuro de Fódlan y que no hay nada más importante.

Pero para mí también es una cuestión personal. Por la memoria del capitán Jeralt, voy a dar todo lo que tengo ¡y más!

Rhea se encuentra en algún lugar de la ciudad. Me pregunto si sentirá nuestra presencia.

La batalla comenzará en breve y exigirá que ambos nos esforcemos al máximo.

Yo nací en Enbarr.

Mis padres se conocieron en una iglesia local... Y poco tiempo después vine yo al mundo.

Que la guerra azote un lugar tan hermoso es una tragedia.

Las calles de Enbarr están pavimentadas de infaustos recuerdos, profesor/sora.

He evitado este maldito lugar desde que abandoné la nobleza. Juré que jamás regresaría.

Y aquí estamos. Volver de esta manera... En fin, ni se me pasaba por la cabeza.

Menos aún hacerlo con la intención de acabar con el Imperio. Qué sensación tan extraña, la de cercenar tu propio pasado...

La vida a veces se hace muy cuesta arriba, ¿sabes? Pero con amigos es más fácil.

Puede haber choques, pero no pasa nada. Así es como se crean lazos.

Amigos no me faltan, profesor/sora... Es el amor verdadero el que parece no llegar.

No importa cuán justa sea nuestra causa. Al final, la guerra no es más que un asesinato organizado.

Entiendo la necesidad de buscar una conclusión lo antes posible, pero que eso no nos haga pasar por alto los crímenes inherentes a nuestras acciones.

Mis disculpas. Tengo tendencia a divagar.

Hemos perdido mucho y hemos hecho pagar las consecuencias con creces a nuestros enemigos.

Rezo por que podamos acabar con este ciclo de violencia.

Pues aquí estamos, a punto de librar la batalla final contra el Imperio. Ha sido un camino largo y difícil.

¡Hay que rescatar a lady Rhea como sea! Y, de paso, aplastar al Imperio como homenaje al capitán Jeralt.

Tengo claro que, dondequiera que se encuentre, él estará velando por nosotros. Seguro, vamos.

Parece que se acerca el final de la contienda.

Lady Rhea estará con el alma en vilo, esperando que yo acuda al rescate.

Ya sé que lady Rhea no me está esperando, a pesar de que me encantaría que así fuera. A quien aguarda es a ti.

Hace diez años, las fuerzas de Dagda y Brigid penetraron en el Imperio desde el oeste.

El objetivo último del ataque era la capital.

Pero su ejército fue repelido en una ciudad portuaria, mucho antes de llegar allí.

Así que diría que nosotros hemos tenido bastante más éxito.

Cuando pienso en que pronto volveremos a ver a lady Rhea, me pongo muy contento y me entran aún más ganas de limpiar.

Porque lo haremos, ¿no? Volveremos a verla.

Quiero creer que lady Rhea nos está esperando en la capital... Tenemos que encontrarla.

¡Saludos, profesor/sora! ¡Sin novedad en el puesto!

Se acerca el momento de la verdad, ¿eh? ¡Ya noto la tensión de la batalla!

La historia de Enbarr se remonta a hace 1400 años. Vamos, que es más antigua que el propio Imperio.

Es uno de los lugares sagrados de la fe de Seiros, de modo que no hace falta mencionar su importancia.

Bueno, al menos mientras luches no tendrás que preocuparte por el monasterio. ¡Me encargaré de defenderlo a capa y espada!

Las cosas que no llegan aquí muchas veces pueden obtenerse bajo tierra, por increíble que parezca.

¿No conoces el subsuelo de Garreg Mach? Te aseguro que es un paraíso para quienes no pueden vivir en la superficie...

Esa gentuza del Abismo no hace más que causarnos problemas.

Son una plaga que asuela las entrañas de Garreg Mach... Deberíamos hacer una purga.

Yo... trabajaba a las órdenes de Cornelia en Fhirdiad.

Solo la obedecía porque no quería morir, aunque luego sentí tanta vergüenza por mis actos que deseé haber muerto.

No sé cómo fui capaz de perpetrar todas aquellas barbaridades. Te agradezco que hicieras lo que hiciste.

¡A partir de ahora, voy a dedicar mi vida al Reino y a luchar por lo que creo!

¿Sabes que un precioso canal atraviesa el centro de Enbarr, la capital imperial?

Dicen que la mismísima santa Seiros fue quien dirigió las obras, antes incluso de la formación del Imperio.

Desde entonces ha sido una de las arterias principales de la ciudad.

Y así se lo paga el Imperio... No se puede ser más desagradecido.

Al atacar la capital, tendremos que enfrentarnos con la mismísima emperatriz...

Será mejor que nos preparemos. Dicen que esa mujer es capaz de cualquier cosa con tal de conseguir la victoria.

Y cuidado también con su ministro del Consejo Imperial, el tal Hubert. Por lo visto, es un estratega muy astuto.

Lo siento, pero yo no sé luchar. Me temo que lo único que puedo hacer es suministrarles aquello que necesiten.

Y rezar a la Diosa por su seguridad.

Ganen, sobrevivan y regresen de una pieza, ¿de acuerdo? ¡Sobre todo porque así podrán pagarme todo lo que se han llevado!

Por mis venas corre un poco de sangre de Duscur. Y es cierto que Faerghus es nuestro enemigo ancestral...

Pero, si ese tipo va a convertirse en rey, no veo por qué no debería poner mi espada a su servicio.

Pienso que podemos crear un país donde todos vivamos con orgullo.

Ya ves que he depositado grandes esperanzas en esto. ¡No te lo perdonaré nunca si perdemos!

Aproveché para echar un vistazo a la capital del Reino cuando pasé para hacer negocios. Hay que solucionar muchas cosas antes de reconstruirla.

Pero en general parece que la situación está más calmada. Las cosas pronto volverán a la normalidad.

Creo que al final este país acabará siendo mucho mejor de lo que era antes, al menos esa es la impresión que me da.

Cuando llegue la próxima misión, se acabaron los almuerzos decentes, ¿no?

Pues mientras tanto habrá que alimentarse bien y ponerse en forma para cuando llegue el momento.

Es probable que lady Rhea se halle confinada dentro de la ciudad, en el palacio imperial.

En tal caso, deberíamos tratar de tomar el control de las calles para asaltar el castillo más fácilmente.

Primero las calles y luego el castillo... Serán dos duras batallas consecutivas, pero no queda más remedio si queremos salvar a lady Rhea.

¿Cómo será la emperatriz? Seguro que da mucho miedo.

¿Tú crees que no? Yo nunca la he visto, así que no sé...

Intentó destruir el Reino y la Alianza, y además secuestró a la Arzobispa, ¿no?

Una persona que hace cosas tan horribles tiene que ser terrorífica.

(...)

No sabría recitarte ni solo un pasaje de los libros sagrados, pero mi madre me inculcó este hábito.

Lo creas o no, mis plegarias son en parte por ti, para que vuelvas sano y salvo/sana y salva.

He oído que el maldito Dimitri planea reunirse con la emperatriz. ¿Te parece normal?

En serio. Después de intentar matarse mutuamente, ¿ahora le apetece charlar con ella? Para mí que se ha vuelto loco.

¡Al final le tocará al inimitable Rey de la Lucha hacer que el cabezota de Dimitri recobre la cordura y entienda que lo mejor es pelear!

¿Es cierto lo que cuentan? ¿Que lady Rhea está cautiva y en manos del Imperio?

Sería un hecho inaudito en la larga historia de mi patria...

Me irrita no conocer los verdaderos motivos de lady Edelgard. Si aún dispusiese de conexiones entre la nobleza...

¡La caída en desgracia de mi casa no deja de mortificarme!

Puede que pronto acabe la guerra. Después de tantísimo tiempo luchando, parece que todo terminará de golpe y porrazo.

Y no tengo ni idea de qué voy a hacer entonces... Ya lo decidiré cuando llegue el momento, supongo.

Espera, no me respondas. Prefiero que me lo cuentes cuando la guerra haya acabado.

¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?

Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...

¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?

Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...

Parece que el fin de la guerra se aproxima, ¿verdad?

Cuando todo vuelva a la normalidad, ¡las arcas de mi negocio se llenarán como antaño!

Los ánimos están bastante crispados en todas partes. No conozco a un solo compañero de gremio que no haya visto amenazado su modo de vida...

Solo espero que las cosas vuelvan a su cauce lo antes posible. La gente necesita algo más que mis increíbles ofertas para volver a sonreír.

¿Cómo dices? ¿Quieres que te hable del Abismo?...

Se trata de unos vestigios subterráneos que yacen bajo Garreg Mach. Eso es el Abismo.

Hay gente que ha encontrado ahí su hogar. Cada cual tendrá sus motivos y su historia...

pero solo los mercaderes más osados se atreverían a aventurarse en un lugar así. Si te vale mi consejo, sugiero que también lo evites tú.

Escucha. Hay novedades en el puesto...

La guerra toca irremediablemente a su fin. Hazme el favor de no caer en combate, ¿me oyes?

Cuando las cosas se calmen, quizá me dedique a guardar puertas de otros lugares del mundo. Siempre he tenido sueños.

Últimamente nos llevamos mucho mejor con los soldados del Reino. Todo el mundo parece estar de mejor humor.

Cuando llegaron, algunos fueron desagradables con nosotros. Incluso agresivos, se podría decir.

Todo eso ha cambiado. Ahora son educados y hasta generosos. Qué gusto...

Conque tú eres el hijo/la hija de Jeralt... Te pareces mucho a tu madre.

Por ciertos motivos, he tenido que ausentarme del monasterio durante un tiempo.

¿Puedo pedirte un favor?

¿Te importaría poner unas flores en la tumba de tu madre?

Estoy seguro de que le encantaría que fueses tú quien se las llevases.

Muchas gracias. Esas eran justamente sus flores favoritas.

Ya puedo dormir en paz.

Ahora debo irme. Prométeme que te cuidarás.

Pórtate bien con Jeralt. Es lo que ella desearía.