El caos de la guerra

¡Por fin! Empiezan a llegar los refuerzos prometidos por los nobles.

Fuerte Merceus habría sido una base de operaciones mucho más adecuada...

Pero, con esas columnas de luz tan extrañas, la situación cambia... ¿Qué serán? Imponen bastante, la verdad.

En fin, es inútil perder el tiempo con conjeturas. Preparémonos para lo que se nos viene encima.

Edelgard controla la capital, así que parte con ventaja. Va a ser una batalla difícil, sin duda.

Se acerca el final, maestro/a.

Siempre he amado el Imperio. Una parte de mí desea que sobreviva.

Mas, a la vez, soy consciente de que no sería justo. Ha llegado su hora.

Lo que nos urge es encontrar un líder sólido, capaz de gobernar todo Fódlan como si se tratase de una única nación.

No obstante, me entristece sobremanera que no tengamos un emperador adrestiano.

Antiguamente llamaban a Enbarr «la ciudad de Seiros». Asaltarla junto a los Caballeros me parece surrealista.

Si Seiros levantara la cabeza, ¿qué pensaría de esta guerra nuestra?

En Enbarr, antaño, tenía su sede la Iglesia Meridional. Les enviaron un obispo para que tomara las riendas.

Bajo su mando, un siglo atrás, comenzaron a inmiscuirse en la política local, y, en fin...

Desde entonces, y hasta hace cinco años, el Imperio y la Iglesia preferían mantener las distancias.

Qué alivio ha sido llegar hasta aquí sin haber tenido que vérmelas cara a cara con mi padre...

Si hace acto de presencia durante el asalto, es probable que nos derroten. Más me vale asumirlo.

¡Maestro/a! Ehm... Puede que mi madre esté en la ciudad.

No guardo buenos recuerdos de ella, si te soy sincera, pero le tengo más estima que a mi padre.

Si por casualidad llegas a verla, ¡asegúrate de ponerla a salvo de todo peligro, por favor!

Tan solo es una civil, así que espero que escuche a su Bernie interior y no salga a la calle...

La capital entera va a convertirse en un campo de batalla.

A pesar de su herencia histórica, quizá merezca quedar reducida a cenizas.

Pero no podemos permitir que haya bajas entre la población civil. Concentremos el ataque en la zona noble de la ciudad.

Hace cinco años Edelgard dejó clara una cosa a mí:

que Brigid es vasallo de Imperio.

Pero también dijo que yo tenía libertad para decidir si apoyaba causa suya o no.

Un día yo gobernaré Brigid. Edelgard cree que debo seguir camino propio.

Y ahora camino mío y camino de ella van a cruzar.

El Caballero Sanguinario no es un guerrero corriente.

Voy a ir a por él. Saciaré la sed de mi espada con su sangre.

Seguro que prefiere luchar contigo, pero el último rostro que verá será el mío.

Esas cosas cayeron en cuanto tomamos Fuerte Merceus.

No quiero pensar qué habría pasado si nos hubiesen alcanzado en plena batalla de los campos de Gronder.

Suponiendo, claro está, que fuese obra del ejército imperial.

Enbarr... la capital del Imperio. Por fin ha llegado la hora. Pensé que no viviría para verlo.

En realidad no es más que otra batalla. Hay que mantener la calma, centrarse y no rendirse ante el enemigo ni el propio miedo.

Acabar con el Imperio es mi regalo personal para su alteza.

¿Pero qué estoy diciendo? Si abandoné el Reino...

Llevo una eternidad sin pisar la capital del Imperio.

Venía de vez en cuando a la ópera con mi madre y mi hermano.

Jamás pensé que mi regreso sería en estas circunstancias...

Enbarr... Ni en mis más descabellados sueños habría imaginado un regreso parecido.

Por supuesto, muchos de los nobles del Imperio tienen su hogar aquí.

En el Reino, la aristocracia tiene sus propias tierras. De esta forma, si atacan la capital del Reino, no se ven directamente afectados.

¿Qué será de los nobles del Imperio cuando su capital se convierta en un campo de batalla?

Cuando esta batalla acabe, ¿qué pasará con Faerghus y Fódlan?

Sería un sueño vivir en un mundo en armonía; uno en el que conflictos como este fueran cosa del pasado... material para cuentos y leyendas.

Será responsabilidad de quienes sobrevivan a estas atrocidades crear un mañana mejor.

Así que, cuanto antes pongamos punto y final a todo esto, mejor.

Profe, tenemos que ganar. No nos queda otra alternativa, y no permitiré otro desenlace.

De pequeño me enseñaron a creer que la fe de Seiros representaba el orden natural del mundo.

Es algo que nunca se me ocurrió poner en duda.

Pero Claude y Edelgard son diferentes. No solo dudan de la sabiduría heredada, sino que la desafían.

Siempre es incómodo deshacerse de las creencias aceptadas, y en eso reside la grandeza de los visionarios.

Después de todo, la excelencia implica mucho más que tan solo hacer uso del sentido común. ¡Qué frase tan inspiradora! Debería apuntármela.

Enbarr nos espera. Ojalá regrese de allí sano y salvo para poder contarle a mi hermanita cómo es.

He oído que tienen una excelente ópera en la que Manuela solía actuar. Cómo se llamaba...

Mi hermanita siempre dice que le encantaría verlos en directo.

Sé que no podemos ver un espectáculo, pero ¿crees que podríamos por lo menos ver el edificio?

La guerra está dando sus estertores finales.

Me pregunto cómo quedará Fódlan cuando nos libremos de tanta muerte y destrucción. ¡Tengo muchas ganas de verlo!

Sin embargo, el futuro también me aterra. ¿Quién sabe si sobreviviré el asalto a la capital?

Invadir la capital, derrocar a la emperatriz... No sé si eso bastará para acabar con la guerra.

¿Qué piensas, maestro/a?

Por el momento me limitaré a centrarme en la batalla que nos espera...

Si conseguimos ganar esta guerra, Claude será rey de Fódlan...

Puede que entonces derribe el muro que separa nuestro continente del resto del mundo.

Sé que es difícil imaginarlo...

Pero de verdad espero que lo haga. Sería ideal que todos pudiéramos vivir en armonía.

En ese mundo que Claude busca... quizá yo lograría... vivir como una persona normal.

¡Batalla en la capital! ¡Agh! ¡Y contra Edelgard, nada menos! Doble ración de «¡agh!».

Pero sé que ganaremos si nos guías tú, profe.

¡Síii! ¡A la cargaaa!

Si grito, es solo para sacudirme el miedo y la tensión. Pero estoy bien, de verdad.

Por fin vamos a la capital. Será mi ocasión de vengar al capitán Jeralt.

En cuanto hayamos aplastado al Imperio, su alma podrá descansar en paz.

Monica mató al capitán Jeralt por órdenes del Emperador del Fuego, y este resultó ser Edelgard.

Sé que en esta batalla se juega el futuro de Fódlan y que no hay nada más importante.

Pero para mí también es una cuestión personal. Por la memoria del capitán Jeralt, voy a dar todo lo que tengo ¡y más!

Rhea se encuentra en algún lugar de la ciudad. Me pregunto si sentirá nuestra presencia.

Si logramos salvarla, creo que descubrirás muchos de los secretos que hasta ahora se te habían ocultado.

¿Te sientes dispuesto/a?

La batalla comenzará en breve y exigirá que ambos nos esforcemos al máximo.

Sabed que yo nací en Enbarr.

Mis padres se conocieron en una iglesia local... Y poco tiempo después vine yo al mundo.

Que la guerra azote un lugar tan hermoso es una tragedia.

Las calles de Enbarr están pavimentadas de infaustos recuerdos, profesor/sora.

He evitado este maldito lugar desde que abandoné la nobleza. Juré que jamás regresaría.

Y aquí estamos. Volver de esta manera... En fin, ni se me pasaba por la cabeza.

En el mundo de la ópera, los artistas vienen y van, pero quienes trabajan entre bambalinas se resisten a abandonar.

Seguro que todavía reconocería un montón de caras, a pesar de los años.

Supongo que ya habrán abandonado la capital, pero no puedo evitar preocuparme por ellos.

En el mundo de la ópera, los artistas vienen y van, pero quienes trabajan entre bambalinas se resisten a abandonar.

Seguro que todavía reconocería un montón de caras, a pesar de los años.

Me pregunto si habrán abandonado la capital. Espero que así sea...

Pues aquí estamos, a punto de librar la batalla final contra el Imperio. Ha sido un camino largo y difícil.

¡Hay que rescatar a lady Rhea como sea! Y, de paso, aplastar al Imperio como homenaje al capitán Jeralt.

Lo que venga después, bienvenido sea. Ya lo iremos viendo sobre la marcha.

Parece que se acerca el final de la contienda.

Lady Rhea estará con el alma en vilo, esperando que yo acuda al rescate.

Ya sé que lady Rhea no me está esperando, a pesar de que me encantaría que así fuera. A quien aguarda es a ti.

Hace diez años, las fuerzas de Dagda y Brigid penetraron en el Imperio desde el oeste.

El objetivo último del ataque era la capital.

Pero su ejército fue repelido en una ciudad portuaria, mucho antes de llegar allí.

Así que diría que nosotros hemos tenido bastante más éxito.

Cuando pienso en que pronto volveremos a ver a lady Rhea, me pongo muy contento y me entran aún más ganas de limpiar.

Porque lo haremos, ¿no? Volveremos a verla.

Quiero creer que lady Rhea nos está esperando en la capital... Tenemos que encontrarla.

El tal Nardel ese... O Nader, o como se llame. Fue un truco, nos la jugó.

Además, lo de «el Invencible» no se sostiene si sale huyendo de nosotros.

O quizá sí tenga sentido, porque si siempre huye, nunca lo pueden vencer, ¿verdad?

¡Saludos, profesor/sora! ¡Sin novedad en el puesto!

Se acerca el momento de la verdad, ¿eh? ¡Ya noto la tensión de la batalla!

La historia de Enbarr se remonta a hace 1400 años. Vamos, que es más antiguo que el propio Imperio.

Es uno de los lugares sagrados de la fe de Seiros, de modo que no hace falta mencionar su importancia.

Bueno, al menos mientras luches no tendrás que preocuparte por el monasterio. ¡Me encargaré de defenderlo a capa y espada!

Las cosas que no llegan aquí muchas veces pueden obtenerse bajo tierra, por increíble que parezca.

¿No conoces el subsuelo de Garreg Mach? Te aseguro que es un paraíso para quienes no pueden vivir en la superficie...

Esa gentuza del Abismo no hace más que causarnos problemas.

Son una plaga que asuela las entrañas de Garreg Mach... Deberíamos hacer una purga.

¿Sabes que un precioso canal atraviesa el centro de Enbarr, la capital imperial?

Dicen que la mismísima santa Seiros fue quien dirigió las obras, antes incluso de la formación del Imperio.

Desde entonces ha sido una de las arterias principales de la ciudad.

Y así se lo paga el Imperio... No se puede ser más desagradecido.

Siguen llegando refuerzos de la Alianza. Quizá podamos esperar hasta que las fuerzas estén más o menos equilibradas.

Hemos recibido muchos suministros de la Iglesia Oriental y del Gremio de Mercaderes.

En la Alianza, todos creen que nos haremos con la victoria y se esfuerzan al máximo por poner su granito de arena para ayudarnos.

Así que, por nuestra parte, deberíamos hacer cuanto esté en nuestra mano por no decepcionarles.

En la Alianza se han asegurado de que los Cinco Grandes nos apoyen, pero también deberíamos recibir la ayuda de otras casas menos importantes.

Apostaría a que los nobles de esas tierras nunca antes habían colaborado tan estrechamente.

No hace mucho, noté que los peces del estanque se alteraban muchísimo.

No sabía a qué se debía, pero de repente vi que algo brillaba en el cielo, hacia el sudeste.

Sucedió mientras estabais en plena batalla. Me pregunto qué demonios sería...

Cuando el Imperio caiga, las fronteras de Fódlan no tardarán en desaparecer.

Y eso traerá grandes cambios al comercio. Tengo muchas ganas de saber cómo nos repercutirá a todos.

En la Alianza corren todo tipo de rumores acerca de ti, ¿sabes? Muchos dicen que eres la rencarnación de la mismísima santa Seiros.

Ah, y la popularidad de Claude también ha aumentado... Bueno, al menos un poco.

En estos momentos, el ejército imperial está dividido. Buena parte de sus tropas se encuentran al oeste de Fódlan.

Si no consiguen imponer su autoridad sobre los antiguos señores del Reino, se arriesgan a hacer frente a una revuelta.

Cosa que no podrán evitar de ningún modo en cuanto nosotros capturemos la capital imperial, dicho sea de paso...

Hasta hace pocos meses pensaba que, salvo milagro, vencer a las tropas imperiales era misión imposible.

Pero, cada día que pasa, ese milagro parece más cerca de producirse. Creo que tienes la victoria al alcance de la mano.

Es probable que lady Rhea se halle confinada dentro de la ciudad, en el palacio imperial.

En tal caso, deberíamos tratar de hacernos con el control de las calles para asaltar el castillo más fácilmente.

Primero las calles y luego el castillo... Serán dos duras batallas consecutivas, pero no queda más remedio si queremos salvar a lady Rhea.

Cornelia fundó el ducado de Faerghus tras hacerse con el control de la capital del antiguo Reino.

Pero, desde entonces, en Faerghus se han limitado a contemplar nuestras vicisitudes como meros espectadores.

Aunque no es de extrañar, teniendo en cuenta que ni siquiera son capaces de controlar las tierras de los Fraldarius.

Claude es un soñador, ¿verdad? Tampoco es que yo esté para hablar.

Sus ideales son elevados y... temerarios. Un paso en falso podría suponer la destrucción de Fódlan.

Aunque a veces hace falta idealismo con una dosis de temeridad para cambiar el mundo.

Nader, el Invencible... Con un nombre así, seguro que no se rendirá fácilmente.

¿Viste la cara de Judith? Prácticamente le salían corazoncitos de sus ojos cada vez que lo miraba.

Al contrario; es lo más normal del mundo. Ni siquiera los grandes guerreros son inmunes al amor.

Derribar los muros que separan Fódlan del resto del mundo me parece un objetivo muy ambicioso.

Llevo tantos años centrada en mis asuntos, que designios tan elevados como los de Claude me dejan en evidencia.

Era una broma, obviamente... No pensarías que tengo tan mal concepto de mí misma, ¿verdad?

¡No existe designio más elevado que perpetuar la gloria de la insigne Casa Nuvelle!

No sé mucho de Almyra, pero simpatizo con sus habitantes.

A mí también me rechazan por ser como soy. Debe de haber mucha gente que se sienta así.

En tal caso, quizá el objetivo de Claudester sea acertado.

¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?

Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...

¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?

Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...

Los ánimos están bastante alterados en todas partes. No conozco a un solo compañero de gremio que no haya visto amenazado su modo de vida...

Solo espero que las cosas vuelvan a su cauce lo antes posible. La gente necesita algo más que mis increíbles ofertas para volver a sonreír.

¿Cómo dices? ¿Quieres que te hable del Abismo?...

Se trata de unos vestigios subterráneos que yacen bajo Garreg Mach. Eso es el Abismo.

Hay gente que ha encontrado ahí su hogar. Cada cual tendrá sus motivos y su historia...

Pero solo los mercaderes más osados se atreverían a aventurarse en un lugar así. Si te sirve mi consejo, sugiero que también lo evites tú.

Escucha. Hay novedades en el puesto...

¿Recuerdas la batalla de hace seis años? Imagino que sí. ¿Y te acuerdas del compañero que me pusieron para vigilar el Abismo?

Pues durante un tiempo estuve intentando averiguar qué fue de él y me temo que por fin lo he descubierto.

Mi querido amigo... ya no está con nosotros. Murió. Ya me lo olía, pero ahora lo sé con certeza. Por lo menos pude conocer a su hermana mayor.

Nunca tuve ocasión de darle las gracias por el tiempo que pasamos juntos, pero quizá pueda ayudar a su hermana. Seguro que es lo que él habría querido.

Esas luces que cayeron sobre Merceus... Creo que las he visto antes aquí mismo, en Garreg Mach.

Parecía que iban a caer justo encima de nosotros, pero en el último momento se desviaron...

Creo que fueron a parar a Ailell. Debe de haber sido cosa de la providencia divina.

Conque tú eres el hijo/la hija de Jeralt... Te pareces mucho a tu madre.

Por ciertos motivos, he tenido que ausentarme del monasterio durante un tiempo.

¿Puedo pedirte un favor?

¿Te importaría poner unas flores en la tumba de tu madre?

Estoy seguro de que le encantaría que fueses tú quien se las llevases.

Muchas gracias. Esas eran justamente sus flores favoritas.

Ya puedo dormir en paz.

Ahora debo irme. Prométeme que te cuidarás.

Pórtate bien con Jeralt. Es lo que ella desearía.