El As de la Estrategia

Me gustaría arreglar el asunto antes de abrir las hostilidades... ¿A ti no?

Yo lo deseo fervientemente, pero sé que pocos comparten mi punto de vista.

Prefieren zambullirse de lleno en la batalla y derramar litros de sangre sin pararse a pensar en las consecuencias.

Se niegan a admitir la derrota hasta que esta se ha consumado, cobrándose incontables vidas.

Entiendo que algunos sacrificios son inevitables, desde luego...

Pero, si saben de antemano que acabarán rindiéndose, ¿por qué acudir a las armas?

Bien. De alguna forma, nos las hemos arreglado para tomar el Gran Puente de Myrddin.

Eso significa que la Casa Gloucester se unirá pronto a nuestra causa.

Hemos asestado un golpe colosal a las esperanzas de Claude de preservar la Alianza.

Debemos aprovechar la circunstancia para avanzar hacia Derdriu antes de que se recomponga y ajuste su estrategia.

He estado reflexionando sobre cierto asunto.

Si no hubiese sido tu alumno, ¿dónde estaría ahora? ¿Qué habría sido de mí?

¿Alguna vez te planteas cuestiones similares?

No logro acostumbrarme a tanto derramamiento de sangre. Cada vez que la veo, me siento desfallecer.

Imagino que ya te lo había dicho. No sé cómo puedes aguantarlo.

Ojalá termine pronto esta guerra. No me gusta andar siempre mareado por culpa de los que se desangran.

El esfuerzo que puede suponer acabarla se me antoja difícil, pero cumpliré con mi obligación.

No logro acostumbrarme a tanto derramamiento de sangre. Cada vez que la veo, me siento desfallecer.

No te lo había dicho, ¿verdad? En fin...

Ojalá termine pronto esta guerra. No me gusta andar siempre mareado por culpa de los que se desangran.

El esfuerzo que puede suponer acabarla se me antoja difícil, pero cumpliré con mi obligación.

A Claude suelen llamarlo «As de la Estrategia», ¿no es cierto?

¡Yo también quiero un apodo así!

Tal vez me lo pongan si lo derroto en Derdriu.

¡Idearé un plan para hacerle morder el polvo y conseguir mi sobrenombre!

Claude, Claude... ¿Quién era? ¡Ah, sí! Claro que me acuerdo de él.

Es que no consigo visualizar su cara. No recuerdo qué aspecto tenía. De hecho, dudo haberlo visto nunca.

Bueno, ahora no es más que otro enemigo, ¿no? ¿Qué? ¿Está mal que lo diga?

Me alegra ganar batallas, claro, y me siento muy aliviada cuando todos los compañeros vuelven a casa sanos y salvos.

Por otra parte, es muy duro ver morir al enemigo, sobre todo si era gente que conocías.

Quizá me hubiera convenido quedarme en la ópera...

Lo que tienes que hacer es llevarnos a la victoria y así nadie se arrepentirá.

Desde que llego aquí, yo aprendo muchas palabras nuevas.

Pero lengua fodlanesa aún cuesta mucho hablar a mí.

Entiendo idioma, leo y escribo casi perfecto. Pero hablar es... ¿arena de otro costal?

He oído que Claude se ha hecho merecedor de un apodo bastante peculiar.

Quiere ganar a cualquier precio. Me gusta, porque vencer a alguien así es un placer aún mayor.

Qué ganas tengo de ver lo que hará a continuación...

Desde que empezó la guerra, escasean los alimentos y los precios han subido mucho.

En condiciones normales, reduciríamos nuestras raciones, pero no nos lo podemos permitir.

Si perdemos esta guerra, lo perderemos todo.

Y la gente común será quien más sufra las consecuencias.

Cuanto más se prolongue esto, más serán los que mueran de hambre.

Derdriu, la capital de las aguas... He oído que es una ciudad gloriosa.

Me gustaría que la razón para visitarla no fuera la guerra. Sería mucho más divertido ir con una mujer hermosa colgada del brazo.

Qué capacidad de adaptación tienen las flores, ¿verdad?

Mira qué hermosas crecen, ajenas a la guerra que no cesa tras los muros del monasterio.

Ojalá broten más cuando llegue el buen tiempo... y estemos aquí para verlas.

Así que a Derdriu, ¿eh? ¡Siempre he querido visitarla!

En Faerghus, casi todas las ciudades son poco más que fortalezas adecentadas.

Así que el nombre de «capital de las aguas», en comparación... ¡resulta muy atractivo!

Algún día deberíamos volver allí para hacer un poco de turismo. Cuando acabe la guerra, quizá. ¿Me lo prometes, maestro/maestra?

Judith de Daphnel fue una mujer formidable. Jamás la olvidaré.

En otra vida, podría haber luchado a su lado...

Ahora que controlamos el Gran Puente de Myrddin, la Casa Gloucester no dudará en unirse al Imperio.

El camino hacia Riegan se extiende ante nosotros. Muy pronto nos enfrentaremos a Claude.

Conozco a Claude mejor que nadie. Es todo un maquinador y sé que nos tendrá preparada alguna trampa.

Debemos estar atentos, maestro/a.

Conque nuestro próximo adversario es Claude... Llevo siglos sin verlo. No sé cómo le habrá ido.

Yo elegí este bando porque confío en ti, maestro/a, no porque tuviera nada contra Claude.

No es que me importe tener que enfrentarme a él; solo espero que no lo dejen tieso.

Me sentía preparado para esto, pero luchar contra mis compañeros de la Academia no está resultando nada fácil.

Yo estaba en la Casa del Ciervo Dorado, así que tengo muy buenos recuerdos de ellos.

De todos modos, prefiero ser yo el que se enfrente a mis amigos. No quiero dejarlo en manos de cualquiera.

Es mi responsabilidad.

Sin el apoyo de los nobles imperialistas, la Alianza no tiene casi ninguna posibilidad de vencer.

Y, a pesar de todo, tengo un mal presentimiento. Al fin y al cabo, nos enfrentamos a Claude...

Incluso contigo de nuestra parte, me parece que será una batalla muy difícil.

La guerra va decantándose a nuestro favor, pero Claude no se rinde.

No sé cuáles serán sus razones.

Está visto que hasta quienes ostentan el poder pueden comportarse como seres irracionales.

Yo provengo de la Alianza, pero soy solo una plebeya, y nuestros nobles no nos tenían mucho aprecio. Luchar contra ellos no me quita el sueño.

Hacerlo contra viejos amigos, en cambio, es muy diferente.

Uf, a ver si me aclaro las ideas.

El capitán Jeralt decía que un mercenario no debe pensarse las cosas... Creo que ahora lo entiendo.

Profesor/sora, creo que debo advertirte de que cierto grupo está colaborando con el ejército imperial.

Son los mismos que inventaron una técnica para convertir a los monstruos en máquinas de guerra.

El método se vale, obviamente, del poder de las piedras emblema, pero...

no se conocen más detalles de su funcionamiento. Es un secreto que nadie ha descifrado aún.

Creo que para ello sería necesario saber con qué tipo de gente tratamos: ¿quiénes son? ¿Y qué buscan?

Me consta que la señorita Edelgard no oculta su desdén por ellos, a pesar de que cooperan.

En cualquier caso, deberíamos prepararnos convenientemente por si algún día tuviésemos que enfrentarnos a ellos.

Recuerdas que el Caballero Sanguinario me apuñaló hace cinco años, ¿verdad? Claro que sí. ¿Cómo se te iba a olvidar?

¡Resulta que ahora es general en el ejército imperial! Está liderando la ofensiva occidental contra el Reino.

En cuanto me enteré, me planté en Garreg Mach y le dije quién era yo y lo que me había hecho.

¡Y me ofreció sus disculpas! Lo que se dice una disculpa sincera, solemne y sentida. ¡Qué decepción!

¿De qué va ese tipo? ¿Qué esconde bajo esa máscara?...

Ah, hola, profesor/sora. ¿Necesitas algo?

No pareces estar herido/a. ¿Quizá buscas tan solo... alguien con quien hablar?

Estoy a tu disposición, tanto si lo que te duele es el cuerpo como si es el corazón.

¿Alguna vez te has arrepentido de tomar el camino que elegiste?

Elijas el camino que elijas, te seguiré sin dudarlo.

Claude, ¿eh? Siempre ha sido muy astuto.

Nunca le ha gustado seguir las convenciones establecidas, cosa poco común en Fódlan.

Luego están Rhea y el rey Dimitri... Tampoco quiero enemistarme con ellos, por distintas razones.

Tanto el Reino como los Caballeros de Seiros parecen mantenerse a la expectativa.

Pero supongo que no se quedarán de brazos cruzados mientras atacamos Derdriu...

De ahí que haya decidido doblar la guardia y pedirles a mis tropas que extremen la vigilancia.

¡Haré lo que sea necesario con tal de salvaguardar Garreg Mach! Es mi deber y responsabilidad.

Mi hermano se emociona con tanta facilidad... Espero que mantenga los ojos bien abiertos.

¡Ay, perdón! Solo pensaba en voz alta...

He oído que os dirigís a Derdriu... ¡Os deseo mucha suerte para la batalla!

Hace cinco años, cuando atacaron este lugar, permitiste que me uniera a vuestro bando.

Desde entonces, he ascendido en el escalafón hasta convertirme en general de mi propio ejército.

Me han encomendado la tarea de vigilar las líneas de suministro y controlar las tierras de los Goneril mientras invadimos la Alianza.

Así que no viajaré con vosotros a Derdriu.

Por favor, cuida de Edelgard.

¡Saludos, profesor/sora! ¡Sin novedad en el puesto!

Derdriu es conocida como la capital de las aguas.

Es una ciudad preciosa... Tiene un puerto impresionante y unas calles que parece que floten en el agua.

En tiempos de paz, sería un lugar maravilloso para ir de vacaciones... Bueno, ¡te deseo suerte en la próxima batalla!

Yo formaba parte de los Caballeros de Seiros, pero llegó un punto en el que dejé de confiar en la Arzobispa.

Por eso deserté... y decidí alistarme en el ejército imperial.

Yo formaba parte de los Caballeros de Seiros, pero llegó un punto en el que dejé de confiar en la Arzobispa.

Por eso deserté... y decidí alistarme en el ejército imperial.

Cuando descubrí que Alois estaba en nuestro bando, sentí un alivio tremendo y supe que había tomado la decisión correcta.

Desde que desapareciste, la Arzobispa se ha transformado en una persona totalmente distinta.

Se ríe a carcajadas como una posesa y suelta una incoherencia detrás de otra.

Yo formaba parte de los Caballeros de Seiros, pero llegó un punto en el que dejé de confiar en la Arzobispa.

Por eso deserté... y decidí alistarme en el ejército imperial.

Desde que desapareciste, la Arzobispa se ha transformado en una persona totalmente distinta.

Se ríe a carcajadas como una posesa y suelta una incoherencia detrás de otra.

Las cosas que no llegan aquí muchas veces pueden obtenerse bajo tierra, por increíble que parezca.

¿No conoces el subsuelo de Garreg Mach? Te aseguro que es un paraíso para quienes no pueden vivir en la superficie...

Esa gentuza del Abismo no hace más que causarnos problemas.

Son una plaga que asuela las entrañas de Garreg Mach... Deberíamos hacer una purga.

Si sales de la Alianza en dirección este y atraviesas la Garganta de Fódlan, llegas a Almyra.

La Casa Goneril, cuyas tierras se extienden hasta la frontera oriental de la Alianza, cuenta con lord Holst, el más valiente guerrero del país.

Su misión consiste en vigilar los movimientos de los almyrienses, de modo que jamás sale de los dominios de la familia.

Aunque no podamos ir al frente con vosotros, pensad que estaremos allí en espíritu.

Nos estamos esforzando para proveer al ejército de todo lo que necesite. ¡Dadles una buena paliza!

Quería ver cómo iban las cosas en el Reino, así que me desvié de mi ruta y puse rumbo al norte a pesar del frío.

Sin embargo, las fronteras estaban cerradas. Ni siquiera pude poner un pie en el país.

En todos los puntos de entrada había soldados con cara de pocos amigos. ¡No veas cómo imponían!

Los Gloucester y los Ordelia poseen tierras en la región meridional de la Alianza.

Ambas familias apoyan abiertamente al Imperio, de modo que ninguna se interpondrá en el camino de nuestros ejércitos.

Los soldados de la Alianza no eran ningunos peleles. Demostraron tener bastantes agallas.

El próximo objetivo es Derdriu, el centro neurálgico de la Alianza. Aunque los superemos en número, no podemos bajar la guardia.

Hace cinco años, mucha gente del Imperio afiliada a la Iglesia se trasladó a los dominios de la Iglesia de Oriente en la Alianza.

Ahora corre el rumor de que la mayoría ha emigrado a Fhirdiad, la capital del Reino.

Como la Iglesia de Oriente carece de ejército propio, quizá crean que la Alianza es vulnerable y por eso se marchan.

Si se pretende derrotar a un adversario poderoso, conviene conocerlo bien. ¿Qué sabes de la Alianza?

La Alianza de Leicester aglutina a los señores feudales de la región.

Estos celebran mesas redondas periódicas en las que se debaten las cuestiones políticas.

Sin embargo, solo tienen derecho a voto los cinco líderes más importantes:

el duque de Goneril, el conde de Gloucester, el conde de Ordelia, el marqués de Edmund y el archiduque de Riegan, que preside las reuniones.

Por cierto, fue la familia real de Faerghus la que en su día les concedió esos títulos nobiliarios.

Hace unos tres siglos, la Alianza aún pertenecía al Sacro Reino de Faerghus, ¿sabes?

«Buche sin comida, batalla perdida.» ¿Te suena el dicho? ¿Que no? Normal, me lo acabo de inventar.

Con hambre nadie puede dar lo mejor de sí mismo. ¡Por eso conviene mantener la barriga llena!

¿Qué más quiere Hubert de mí?

Pero bueno, tampoco es el fin del mundo. Si nos ayuda a ganar, bienvenido sea.

No me metería en estos asuntos si no obtuviera un beneficio.

Así que las tropas de los Goneril han entrado en Derdriu...

Compa, no te había visto. Estaba perdido en mis pensamientos.

Ha llegado a mis oídos que el duque de Goneril ha enviado a Hilda a Derdriu.

Es la hermanita de mi amigo Holst. ¡No puedo permitir que muera! Qué situación tan terrible...

El Gran Puente de Myrddin es nuestro.

La Alianza tiene nobles poderosos, pero les falta una mano que los dirija.

Aunque el Imperio no estaba mucho mejor antes de que lady Edelgard ascendiera al trono.

Se puede decir que mi casa también cayó por su incapacidad para controlar su poder...

Siempre quise ver mundo. Por eso abandoné mi pueblo.

Y aquí me tienes, viajando a todo tipo de lugares interesantes... para matar gente. No es precisamente como lo imaginé.

Quizá saque algo de tiempo para admirar el paisaje, aunque igual se enoja alguien por no tomarme esta estúpida guerra en serio...

Oh, ha faltado poco. Casi he suspirado.

¿Qué quieres?

Por desgracia, me han exigido que respete tu vida... hasta que acabe la guerra.

¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?

Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...

¿Qué tal va todo, profesor/profesora? ¿La salud bien? Y, lo más importante, ¿los negocios también?

Ojalá pudiera quedarme a escuchar tus aventuras, pero tengo mucho trabajo. Y el trabajo es dinero, así que, si me disculpas...

Los ánimos están bastante alterados en todas partes. No conozco a un solo compañero de gremio que no haya visto amenazado su modo de vida...

Solo espero que las cosas vuelvan a su cauce lo antes posible. La gente necesita algo más que mis increíbles ofertas para volver a sonreír.

¿Cómo dices? ¿Quieres que te hable del Abismo?...

Se trata de unos vestigios subterráneos que yacen bajo Garreg Mach. Eso es el Abismo.

Hay gente que ha encontrado ahí su hogar. Cada cual tendrá sus motivos y su historia...

Pero solo los mercaderes más osados se atreverían a aventurarse en un lugar así. Si te sirve mi consejo, sugiero que también lo evites tú.

Escucha. Hay novedades en el puesto...

He oído que Derdriu es nuestro próximo objetivo. El mundo es un pañuelo. Yo me crie allí. No está nada mal ese sitio...

Hola, profesor/profesora. Quizá no me reconozcas, pero trabajo para lord Hubert.

Me ha enviado aquí para asegurarse de que la Iglesia no intenta tomar el control de este lugar.

El caso es que estoy empezando a confraternizar con los habitantes. Esto que quede entre tú y yo.

El ejército no es vida. Te hacen marchar de un lado a otro y te empujan a luchar.

Me han prometido tres comidas diarias, pero me tendrían que ofrecer mucho más para que me alistase.

Prefiero pasar hambre aquí que malvivir con ellos.

En la última batalla me herí la pierna. He tenido que refugiarme aquí porque no tenía otro sitio al que ir.

Ten cuidado ahí arriba. Todos los bandos han traído a sus mejores guerreros.

Conque tú eres el hijo/la hija de Jeralt... Te pareces mucho a tu madre.

Por ciertos motivos, he tenido que ausentarme del monasterio durante un tiempo.

¿Puedo pedirte un favor?

¿Te importaría poner unas flores en la tumba de tu madre?

Estoy seguro de que le encantaría que fueses tú quien se las llevases.

Muchas gracias. Esas eran justamente sus flores favoritas.

Ya puedo dormir en paz.

Ahora debo irme. Prométeme que te cuidarás.

Pórtate bien con Jeralt. Es lo que ella desearía.